La Revolución de 1952 ha sido uno de los eslabones más importantes en la historia de la educación nacional, al ofrecer la posibilidad de acceder al sistema educativo, a todos los miembros de los pueblos originarios.
En Bolivia, la escuela Ayllu de Warisata,
abrió una brecha y la demanda de la población indígena ya no volvió a ceder
bajo el peso de la dominación y la dependencia.
Por el contrario su presencia fue una
constante para el desarrollo actual de la nación.
El
nuevo Código de la Educación Boliviana, rescató el espíritu de Warisata y lo
plasmó en un documento histórico, pero al mismo tiempo legal, que llevaba la
educación escolar hasta lo más recóndito del país.
La
presencia de diversos grupos originarios hace de Bolivia un mosaico único en la
historia contemporánea donde se presenta la Unidad en la Diversidad y obliga a
buscar una educación adecuada que, a la vez fortalezca el espíritu de la
unidad, respete la pluralidad de culturas y expresiones lingüísticas.
En
esta búsqueda, el sistema educativo entra en un proceso de identificación con
la pluralidad étnica y sociocultural presente en el país y se renueva tratando
de ofrecer una educación para todos.
La
falta de cobertura total de los niños en edad escolar, es uno de los problemas
que se pretende resolver en lo inmediato aunque el problema mayor sigue siendo
el de la calidad de la educación.
Por
ello, el Sistema Educativo plantea una renovación curricular, que haga alusión
a los problemas nacionales a través de un tronco común, que rescate al mismo
tiempo, las problemáticas regionales mediante las ramas curriculares
diversificadas.
Un
curriculum flexible que dé cuenta de las necesidades básicas de aprendizaje de
la población ubicada geográfica e históricamente en un lugar determinado, con
características específicas y necesidades particulares.
Una
enseñanza que permita y fomente el aprendizaje en la propia lengua como un
medio de afirmar la identidad de todos y cada uno de los bolivianos orgullosos
de su patrimonio multicultural, rescatando y fortaleciendo las lenguas
originarias a través de la educación intercultural bilingüe.
Con
ello se busca elevar la calidad de la educación básica, disminuir la deserción
y mejorar los índices de retención y culminación de estudios, como un eslabón
para mejorar la calidad de vida de los bolivianos.
Los objetivos de la Educación Boliviana
son:
Formar
integralmente al educando, permitiéndole adquirir los conocimientos necesarios
para su realización como persona humana y el conocimiento de sus deberes y
derechos que lo capaciten para ejercer sus derechos ciudadanos y convivir en
sociedad.
Superar
las condiciones de analfabetismo como una necesidad social para que todos los
ciudadanos puedan ejercer sus derechos y lograr igualdad de oportunidades;
Promover
la justicia, la solidaridad y la equidad sociales, incentivando la autonomía,
la creatividad, el sentido de responsabilidad y el espíritu crítico de los
educandos, hombres y mujeres.
Asumir
la heterogeneidad socio-cultural del país mediante la interculturalidad y el
bilingüismo en un ambiente de respeto entre todos los bolivianos, hombres y
mujeres.
Impulsar
la integración nacional y la participación de Bolivia en la comunidad regional
y mundial de naciones, partiendo de la afirmación de nuestra soberanía e
identidad.
Contribuir
a la construcción de una sociedad más democrática para que todos los
bolivianos, hombres y mujeres, disfruten de los mismos derechos políticos,
económicos, sociales y de acceso a la cultura.
Situación
lingüística
En
Bolivia, la lengua hablada dominante es el castellano. Sin embargo, al ser un
país pluriétnico, multicultural es también y plurilingüe. Entre los ejecutivos
y empresarios, el idioma extranjero de mayor uso es el inglés.
Según
los estudios realizados por el antropólogo y sacerdote Jesuita, Xavier Albó, y
de acuerdo al Censo de 1992, solamente un 40 % de la población boliviana es
monolingüe castellana.
La
mayores concentraciones monolingües en castellano se ubican en los núcleos
centrales de las principales ciudades y en amplias regiones del Norte, Oriente
y Sudeste del país, pues hay provincias del Beni, Pando, Tarija y Santa Cruz en
que los porcentajes de monolingües castellanos son abrumadores.
En
Bolivia se hablan de más de 100 lenguas, de las cuales 31 son habladas por
grupos importantes debido al número de hablantes. De éstas, las principales son
el quechua, el aymara y el guaraní.
De
acuerdo con los estudios de Albó, habría un 23,5 % de bolivianos que saben
aymara. De éstos el 94 % hablan aymara (27 % monolingüe, 67 % aymara y
castellano). Esto se debe a la gran cobertura escolar y a los vínculos con los
parientes y paisanos residentes en ciudades como La Paz, El Alto y Oruro. 72 %
hablan castellano (4 % monolingües); 4% quechua (3 % con aymara).
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